Este trimestre, los vecinos del Replà, cada uno a su manera, como ya es costumbre, nos dedicaremos a las cosas más fundamentales de la literatura infantil. Nos dedicaremos a lo que está, o estuvo, primero: lo primordial. A lo que está en los fundamentos: lo fundamental. A lo que está más allá de todo lo que puede verse a primera vista: lo esencial. Hablaremos de los cuatro elementos: el aire, el fuego, la tierra y el agua, tal como los dispuso Ramón Llull en su “Ars magna”, al recoger una larga tradición esencialista.
¿Qué os pensabais, que hablaríamos de contenidos y de formas? ¿De valores, de sentimientos y de emociones? ¿De arte? ¿De comprensión lectora? ¿De la materialidad o de la ecología del libro? ¡No, no, no: nosotros a lo más clásico! ¡Presocráticos, sí!: Tales, Anaxímenes, Heráclito, Jenófanes… Buscaremos el principio y el fin de todas (o de casi todas) las cosas de la literatura infantil, dándole vueltas a estos cuatro elementos: tierra, agua, aire, fuego.
Y puesto a darle vueltas al asunto, en lo inmediato, paso a relacionar estos cuatro elementos con los cuatro humores hipocráticos: bilis negra, bilis amarilla, flema y sangre. Humores que dan lugar a los cuatro estados de ánimo o caracteres típicos: melancólico, colérico, flemático y sanguíneo. Y hago esta relación porque hoy, aquí, vengo a proponer que los elementos, los humores y los ánimos podrían ir de la mano en la incesante tarea de poner orden en la oferta, diversidad y multiplicidad de la literatura infantil y de algunos de sus aspectos. Podrían ir de la mano en una manera de relacionar libros y lecturas con elementos y humores.
La relación y el criterio de clasificación que voy a proponer sería más o menos así:
- Elemento fundamental ➔ Humor ➔ Carácter o estado de ánimo: tipo de obra.
Veamos de qué se trata.
- Aire ➔ Sangre ➔ Sanguíneo: ofrecen un tipo obra comunicativa, optimista, entusiasta, enérgica, graciosa. Por lo general, es la que se entiende como más adecuada para la infancia, vaya a saber uno por qué…
- Fuego ➔ Bilis amarilla ➔ Colérico: ofrecen un tipo de obra crítica, ambiciosa, estridente, cortante, de mala baba, excitante. Un tipo de obra que a niñas y niños encanta, pero de la que los adultos responsables suelen escapar.
- Tierra ➔ Bilis negra ➔ Melancólico: ofrecen un tipo de obra nostálgica, tierna, depresiva y triste. Por lo general, es la que se entiende menos adecuada para la infancia, vaya a saber uno por qué…
- Agua ➔ Flema ➔ Flemático: ofrecen un tipo de obra fría, cerebral, irónicamente distante, racionalista o abstracta. Un tipo de obra difícil de encontrar entre la ficción dirigida a la infancia, por lo cual los lectores infantiles afines a estas, habrán de buscarse la vida en la no-ficción.
¿Se puede aplicar este esquema al ordenamiento de la literatura infantil? Ya os veo el gesto de desconfianza… Sean piadosos: en materia de criterios de orden la humanidad no siempre ha estado acertada. Los sistemas de clasificación de las distintas cosas o áreas de conocimiento han sido de lo más variopintos y con efectos de orden muy dudosos. Pero si en algo podría ser de utilidad este criterio de clasificación y ordenamiento, así me inclino a pensar, es a la hora de apreciar, diferenciar y clasificar el tono de las obras ofrecidas al lector infantil. Digamos así: según el tono, habrá obras más acuosas, más terrosas, más encendidas, más vaporosas. Y viceversa: obras vaporosas nos darán un tono más dinámico y alegre, obras más terrenales nos darán un tono más retraído y nostálgico, y así por delante…
El tono es algo no del todo considerado cuando abordamos una obra de literatura infantil, si bien es cierto que, muy a menudo, puede ser definitivo a la hora de empezar, continuar y acabar una lectura, o de alejarse de ella.
El tono, tan dependiente del valor expresivo y artístico del lenguaje textual y gráfico de una obra, es decisivo a la hora de provocar sensaciones y emociones en el lector. Y a la vez, según el estado anímico en que se encuentra el lector, el tono de la obra será decisivo a la hora de habilitar el pacto ficcional que habilite o permita su lectura. Dicho de manera más llana: un lector nunca estará dispuesto a leer cualquier cosa: si estamos de mala baba (fuego), difícilmente queramos leer algo muy nostálgico (tierra); si estamos tristes (tierra), el humor (aire) no acabará de ganarnos; si estamos muy comunicativos (aire), poco nos interesará entrar en una lectura cerebral, meditativa, razonada (agua).
En este sentido, la sintaxis, el uso del lenguaje, la selección de las palabras, es clave para dar un tono. Y en lo que respecta a la ilustración, sus equivalentes semióticos y semánticos —las técnicas artísticas, los trazos y los colores— serán definitivos para dar con un elemento y un humor expresivo, así como con su correspondiente estado anímico receptivo.
Pongo ejemplos de diferentes obras que podrían ser paradigmáticas, en lo textual y en lo visual, a la hora de cubrir cada uno de los cuatro elementos y humores que dan el tono de las obras:
Aire ➔ Sangre ➔ Sanguíneo: UN SOPAR DE POR, de Meritxell Martí y Xavier Salomó, publicado por Editorial Cruïlla, 2016. Un libro jugado a divertir y a sorprender, muy cercano al lector infantil en lo que respecta a la disposición de un imaginario de monstruos o personajes célebres de los cuentos tradicionales, con trazos marcados, colores llamativos logrados con acuarelas y acrílicos, humor y diversión asegurada.
Fuego ➔ Bilis amarilla ➔ Colérico: ES BUSCA CULPABLE, de Fran Pintadera y Christian Inaraja, publicado por Editorial Libre Albedrío, 2021. Una obra con una ironía gruesa, de una dinámica estridente, con esos trazos igual de gruesos, garabateados con carboncillo y cortantes para dibujar personajes que se recortan sobre fondos planos, de acción contrastante.
Tierra ➔ Bilis negra ➔ Melancólico: EL CIRERER, de Alba Garcia i Puig, publicado por SD edicions, 2006. Una obra sobre pérdidas y esperanzas, claramente nostálgica, con un aire de compasión logrado en trazos entrecortados, de lápices débiles y apagados, como los colores, donde predominan unas acuarelas más terrosas.
Agua ➔ Flema ➔ Flemático: LES NETES DE LA VELLA BABA, de Ina Hristova, publicado por A Buen Paso, 2021. Un libro que versiona un cuento tradicional de la Europa Oriental para dar cuenta de la astucia de un protagonista débil, la abuela, que busca salvarse del peligro, representado en el lobo. Todo ello, con unos trazos de lápices de colores bien diferentes, e incluso contrapuestos en su resaltado, según cuál es el personaje dibujado, y con un el uso del color frío e inquietante o cálido y placentero, todo muy calculado, según lo que se quiere remarcar: nunca un color plano, nunca un trazo de accesible inmediatez.
Los cuatro títulos propuestos apenas pretenden ejemplificar una manera de seleccionar lecturas según el tono, definido en base al humor y su correspondiente elemento. Hay algo caprichoso y juguetón en esto de ordenar las obras según el tono instigado por los cuatro elementos y sus humores, pero ¿qué clasificación no es caprichosa cuando de ordenar se trata?
Y, por cierto, en el ordenamiento que ofrece Empedócles para unificar elementos y humores, se incorporan, con un sentido muy holístico, las diferentes estaciones del año, de donde, incluso, se podría extraer un criterio temporal para recomendar lecturas:
Aire ➔ Sangre ➔ Lecturas primaverales, más ligeras y humorísticas.
Fuego ➔ Bilis amarilla ➔ Lecturas de verano, más dinámicas y agresivas, tipo thriller o policial.
Tierra ➔ Bilis negra ➔ Lecturas de otoño, románticas, melancólicas, más irónicas.
Agua ➔ Flema ➔ Lecturas de invierno, más sesudas y filosóficas, ensayísticas casi.
Demás está decir, para cerrar esta nota, que siempre podemos ser un poco más sofisticados, obviar lo elemental y leer lo que nos venga de gusto, porque al final, una buena lectura puede cambiar nuestro humor; siempre y cuando le damos una oportunidad, claro está.
(*) NdE: Aquesta nota escrita pel veí del 3er 2a s’adscriu clarament a un aire de primavera, amb el to sanguini corresponent, sense cap pretensió acadèmica ni de qualsevol altre tipus.
Bon vespre!
Aquest text m’encanta. És cordial i ple d’humor, però profund, alhora. I molt original. És com el vent de maig, però ja el sentim en l’aire. Gràcies.
Gràcies per la teva lectura, Gabriela. Bona primavera!