Llibres al replà

Parejas desparejas

Hoy en día, todavía, algunas editoriales impone a los autores un límite en las posibilidades críticas de una obra: la crítica de la familia. Durante mucho tiempo, los libros para la infancia respetaban a rajatabla la consigna de que a padres y madres se los deja en paz. Del mismo modo, en los libros para la infancia ha predominado un modelo de pareja prototípico, sustentado en el modelo sujeto-objeto, dominante-dominado, derivado de las leyendas tradicionales donde el héroe-caballero-activo salvaba a la dama-princesa-pasiva.

Estos modelos prescriptivos, incluso, se extienden a los simples vínculos de amistad entre géneros cuando se retratan en la literatura infantil. Y no dejan de ser modelos vigentes en lo que hace a la normalización de la conducta social. Incluso hoy día, cuando se critica a la infancia en las escuelas por segregarse en el juego según géneros, por evitar los vínculos y amistades con el otro género, es frecuente que los increpados aleguen que no juegan con alguien del otro género porque los demás se burlarán de ellos diciéndoles que son “novios”. El juego con el otro género no se libera del apareamiento simbólico tradicional y de todos los prejuicios que envuelven y sancionan esas conductas. Basta recorrer los patios de las escuelas para constatarlo empíricamente.

Dentro del mundo de la literatura infantil y juvenil, son contados los casos de autoras/es que criticaron la figura paterna, la materna o la de la crianza tradicional: Twain y Dickens, en siglos lejanos; Dahl y Nöstlinger, en el siglo pasado, por mencionar algunos destacados. Pero en general, los críticos no fueron a fondo en lo que hace al mantenimiento del modelo de pareja tradicional.

Recién en los últimos tiempos ha logrado desplegarse una apertura crítica hacia los modelos tradicionales de familia y de parejas. Y, en términos positivos, recién en los últimos años se ha dado una apertura a mostrar modelos alternativos de familias en los libros para la infancia. A menudo, este proceso de deconstrucción se ha hecho descuidando la calidad literaria, artística y gráfica, poniendo al tema por sobre las formas. A menudo, también, se ha avanzado por una senda de corrección política que, en el fondo de las lecturas, hace resonar aquella vieja disciplina y aquel antiguo rigorismo moral, si bien con signos opuestos y renovados.

En este contexto, saludamos una serie de libros que han apostado por el humor y por el amor desprejuiciado, y nos muestran, con cuidado y calidad, una serie de parejas desparejas, vale decir, vínculos entre seres que, en principio, no parecen compatibilizar entre sí, pero solo porque no compatibilizan con el modelo tradicional de pareja que las leyendas y los moralismos tradicionales mantienen vivo en el imaginario de la humanidad.

Un libro destacado, en esta dirección, el que enseña el enamoramiento del cocodrilo y la jirafa que Daniela Kulot presenta en el libro titulado “Cocodrilo se enamora”. El libro tuvo una segunda parte titulada “Una pareja diferente”, donde se deja entrever que los vínculos entre diferentes no son fáciles allí donde se apuesta a emparejar lo de siempre.

Otro libro que nos habla de amores imposibles, el que hicieron juntos Pablo Albo y Pablo Auladell, titulado “La veleta y el espantapájaros”. Una historia de amor imposible que, no obstante, se hace perdurable más allá de la utilidad y la funcionalidad, de la obsolescencia y la productividad.

Y si se trata de polarizar las diferencias para que quede bien claro que estamos presentando un modelo de “amor en las antípodas”, nada mejor que el enamoramiento entre un pingüino y un oso pardo, habitantes destacados de hemisferios opuestos. Eso es lo que propone el libro “Un mar de amor”, de Pieter Gaudesaboos, publicado por la editorial Blume.

Ya acabando de escribir este artículo, cuando he dejado el lápiz y cogido la goma de borrar para corregir, no pude menos que recordar el poema de Miquel Desclot que cantaba “El casement del llapis i la goma” donde él todavía soñaba como un caballero pero ella ya se encargaba de borrar la idea de un amor azul y palaciego.

 

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