Llibres al replà

Tierra y espejos: descubrirse en el cuerpo

Semanas atrás tuve el gusto de leer la novela Mary John, de Ana Pessoa, ilustrada por Bernardo P. Carvalho, publicada por la editorial L’Altra Tribu en catalán, por Tragaluz (de México) en castellano y, originariamente, en portugués, por la editorial Planeta Tangerina, en el año 2016.

Se trata de una novela que bien podríamos clasificar como Literatura Juvenil. Una novela de aspecto romántico, aunque en el fondo, quizás, se pueda presentar mejor como una novela de educación sentimental (bildungsroman). Una educación sentimental con una actualidad importante.

En la novela, la protagonista, de nombre Maria Joâo, reflexiona sobre cómo ha sido su entrada en la adolescencia y en la juventud. Lo hace mediante una larga carta que escribe a un amor de la infancia, Julio. Intentando responderse quién es Julio, Maria Joâo va averiguando quién es ella misma, quién ha sido para él, quién es para sí. Intentando superar el quiebre de su vínculo de dependencia respecto de Julio, descubre cómo generar un vínculo afectivo y emocional autónomo y saludable con sus amigas y sus amigos, compañeras y compañeros del instituto al que asiste luego de una mudanza de piso, y de ciudad.

La novela refleja bien lo que es el empoderamiento de una joven a través de los vínculos que genera con sus pares, mujeres jóvenes como ella, y también al poder dialogar abiertamente con el otro género, representado aquí en la figura de Daniel, un compañero del instituto con quien entra en una nueva relación afectiva. La carta que escribe la protagonista narra diferentes experiencias vitales, algunas de carácter sexual y amoroso, y razona sobre estas.

Hay un par de estas experiencias que me interesan ahora, y que describen cómo asume la protagonista su primera menstruación y cómo asume la protagonista el descubrimiento de sus zonas genitales y erógenas. Me interesan porque, de alguna manera, están describiendo una nueva relación de género con los cuerpos y los sexos, una nueva representación del esquema de sexo género, al menos la que tuvo lugar en la generación de adolescentes inmediatamente anterior a la actual. Al poder asumir con naturalidad ambos aspectos de su corporeidad, entre otros aprendizajes, Maria Joâo logra reconciliarse consigo misma.

En lo que hace a la primera menstruación, Maria Joâo comienza a hablar de ello al inicio de la novela. Una chica más grande, Liliana, que resultará ser la joven que haría que Julio se distanciase de Maria Joâo, en medio de una ronda en la placita del vecindario, donde están todas las amigas y amigos reunidos, le pregunta qué edad tiene y, de inmediato, de manera un tanto grosera y provocadora, le suelta: “Ja jugues a la Lliga?”. Maria Joâo no entiende la pregunta y Liliana aclara: “Que si ja tens la regla”. Toda la ronda de chicas y chicos ríen. Maria Joâo, en cambio, se molesta. Entonces, la Maria Joâo escribe en su carta a Júlio:

Als dotze anys i mig soc un tros de natura inacabada.

I no entenc res de res, començant per la meva pròpia naturalesa”.

Y más adelante:

No tenia pits, no tenia malucs, no tenia la regla.

Vaig ser l’última nena de la placeta, Júlio.

Las altres noies ja intercanviaven tampons i compreses amb ales i jo era un cos incomplet.

Y esta situación hace que Maria Joâo se deprima y enferme, entre otras cosas, porque Liliana, su competidora, es la que lleva la voz cantante en todo lo que concierne a la “sabiduría” sexual, y utiliza su madurez en ese plano para atraer a los chicos y para disgustar a Maria Joâo.

La llegada de la menstruación para Maria Joâo será, literaria y literalmente, el despertar de una pesadilla, y eso es muy poético en el libro.

Maria Joâo está explicando que a menudo soñaba con su propio funeral. Que la enterraban viva y nadie se daba cuenta. Una noche, al despertar de esa pesadilla, Maria Joâo descubre su primera menstruación. Escribe:

Una vegada em vaig despertar en plena nit, d’aquest malson. Em vaig aixecar, espantada i tota suada. Sentia el pes de la terra al damunt. El meu cor nocturn. Vaig anar fins al lavabo com un autòmat. A les calces em vaig veure una taca de moc de color marró. Sembava un tros de terra. Vaig fer un crit. La meva mare va entrar al lavabo.

—Tinc terra a les calces —vaig dir.

La meva mare em va mirar como si acabés d’arribar al planeta Terra, o a la humanitat, o fins i tot a la vida. No va ser fins llavors que em vaig adonar que la menstruació era això: la terra, la humanitat i la vida. La regla em va venir així, Júlio Pirata. Repulsiva i fangosa. Enmig d’un malson.

La meva mare va aplaudir, jo vaig aplaudir, i llavors ens vam posar a parlar de compreses higièniques, de l’úter i dels dolors menstruals, i així vaig saber que jo també tinc la natura ficada dins meu…

Ilustración de Bernardo P. Carvalho para interiores del libro “Mary John”.

La segunda experiencia respecto del cuerpo femenino, de las dos que me interesaban para rescatar aquí, es fruto de una conversación que Maria Joâo mantiene con un chico de su nuevo instituto, un chico del que está comenzando a enamorarse y con el que han iniciado una relación intensa e íntima. Maria Joâo y Daniel hablan sobre la vagina de ella. Así lo relata la narradora:

Li vaig dir que tenia la vagina lletja. En Daniel va dir que només podia ser bonica. Jo li vaig dir que, en realitat, no tenia el costum de mirarl-la. Ell va riure. Li vaig explicar que des de dalt no me la podia veure, la vagina. En Daniel va dir: «Això vol dir que la coneixes malament».

—No tenim gaires tractes —li vaig contestar.

Poco después, tras esa conversación, Maria Joâo intentará reparar su desconocimiento corporal, o mejor dicho, esa carencia de su autoconocimiento. En cuanto llega a casa, en la intimidad, y con una dosis de humor muy liberadora, procede a relatar lo vivido:

Després em vaig ficar un mirall entre les cames i me la vaig veure: la vagina, o vulva, o com se digui. Crec que és una mica estranya, però em va agradar veure-me-la al mirall. «Hola», li vaig dir. No em va contestar. No semblava una cosa humana. Hauria pogut ser un animal d’una altra espècie. Un mol·lusc aquàtic. Un monstre marí. «Qui ets?» li vaig preguntar. I no em va respondre.

Pienso que estas dos escenas de ficción reflejan algo de las maneras de entrar en la adolescencia de una generación de jóvenes anterior a la actual: maneras más liberadas y distendidas, menos ocultas, menos cargadas de prejuicios. Y pienso que ha sido la realidad de estos cambios culturales lo que ha facilitado que la industria de los libros para la infancia y la juventud abrieran sus páginas a un trato diferente con los cuerpos. Dos escenas de ficción que seguramente representan un estado de ánimo típico, también, de los avances que el movimiento de mujeres desarrolló en la última década. Y aprovecho, estas dos escenas y estas dos experiencias, para remitir a los lectores a algunos títulos que bien podrían evitar que una joven tuviera que padecer las carencias o, incluso, enfrentar las situaciones insatisfactorias o traumáticas que expresó la protagonista en lo que refiere al conocimiento o desconocimiento de la corporalidad, la sexualidad y los contactos sexuales entre géneros.

Ilustración de Lucía Serrano en el libro “El teu cos es teu”.

En los últimos años han aparecido unos cuantos títulos que ponen la cuestión de la menstruación y la regla en titulares, y que desarrollan una propuesta para que niñas y niños puedan acceder a textos informados y muy dinámicos sobre todo lo que rodea al ciclo menstrual. Destaco dos que son bien diferentes:

La regla mola, si sabes como funciona, de Anna Salvia Ribera y Cristina Torrón Villalta, editado por Montena. Se trata de un libro informativo que suma al rigor científico una idea naturalista, con algunas resonancias de espiritualidad “new age”, para dar una idea muy amplia de todo lo que rodea al ciclo menstrual. Hay edición en catalán en la misma editorial: La regla mola (si saps com funciona).

El rojo es bello (en catalán, El vermell mola), de Lucía Zamolo, editado por Takatuka. Es una suerte de diario íntimo que acumula información, curiosidades, datos históricos (unos cuantos sobre prejuicios misóginos) y dibujos con un aire de fanzine. Un libro que acerca el tema a adolescentes con un aire más desenfadado, siempre apuntando a desprejuiciar sobre el asunto.

Por otro lado, también en los últimos años, han aparecido libros que fomentan el vínculo de la infancia con su corporeidad: por un lado, dirigiéndose a una mejor relación en la aceptación de la diversidad de cuerpos; por otro, dirigiéndose a la prevención respecto de los abusos sexuales provenientes del mundo adulto.

En esa dirección, caben destacar tres títulos:

¡Mi cuerpo es mío! (en catalán, El meu cos es meu), con texto de ProFamilia e Ilustraciones de Dagmar Geisler, publicado por la editorial Juventud.

Tu cuerpo es único y extraordinario. ¡Aprende a quererlo!, con texto de Jessica Sanders e ilustraciones de Carol Rossetti, publicado por RBA, Molino. Hay edición en catalán “Estima el teu cos”, publicado por Bindi Books

-Tu cuerpo es tuyo, de Lucía Serrano, publicado por la editorial Nube Ocho, con traducción al catalán en la misma editorial: El teu cos es teu.

Hace unas semanas hablaba con una madre en el mostrador de la librería. Ella me decía que había leído un par de estos libros con sus hijas de nueve años. Su comentario fue que ya hubiera querido tener ella, en su infancia, la posibilidad de leer libros así y hablar sobre estas cosas con su madre. Y yo, para mí, pensaba que ya me hubiera agradado también, y que seguramente me hubieran puesto las cosas mucho más fáciles en lo que refiere a asumir mis ideas sobre la masculinidad y la femineidad.

Lo único que criticaría, al menos en diferentes formas de expresión que deslizan algunos de estos libros, es la manifestación de un cierto trato instrumental con los cuerpos: la idea de “tengo un cuerpo”, “uso un cuerpo”, etc. en lugar de “soy un cuerpo”, “me expreso corporalmente”, o así… Quizás ese sea el próximo desafío: superar la lógica instrumental que gana al lenguaje y a las prácticas culturales respecto del cuerpo humano.

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