Ayer por la tarde se escucharon algunos ruidos en la meseta: puertas que se extendían, huellas de chanclas arrastrándose, voces perezosas quejándose del olor a cerrado, golpes de maletas que se resistían a regresar a casa…
Y esta mañana, a través de la claraboya, el olor a café ya está aumentando. Buena señal.
Se oyen las idas y venidas de los vecinos trabajadores y, sobre todo, los teclados de computadora que calientan los motores.
Las vacaciones han terminado y el replà vecino regresa cargado de libros y actividades. No olvides visitarnos porque pronto, sabrás de nosotros.
Sólo tenemos que agradecer a todos aquellos que se encargaron del blog mientras estábamos fuera.
Somos conscientes de que Ilumi ha vigilado al gato y es seguro que también fue ella quien puso una advertencia en el intephone de que estaba mimada.
¡Gracias!
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