Llibres al replà

TRES AÑOS DESAYUNANDO CON ROGER OLMOS

El título de esta entrada puede ser motivo de envidia por parte de muchos jóvenes ilustradores, admiradores de la obra del ilustrador Roger Olmos.

Hace exactamente tres años he tenido la oportunidad de desayunar con Roger dos veces por semana y durante el primer período del año escolar, de octubre a diciembre.
Roger pide un corte con leche de soja y yo un café americano.
No todos los ilustradores son buenos comunicadores, ni todos pueden dedicarse a la difícil pero emocionante tarea de enseñar. Roger es un ilustrador con un trabajo artístico impecable y también un comunicador sincero que enseña ilustración con compromiso y generosidad.
Los estudiantes de ilustración de la Escuela de la Mujer, descubren un mundo lleno de matices y mucho color, gracias a la contribución de Roger.

Han pasado más de 6 años desde que nos conocimos. Fue para Sant Jordi, y en la Rambla Catalunya un niño muy joven presentó un libro ilustrado lleno de color e imágenes pictóricamente tratadas. Se trataba de cuentos populares de Cataluña y había sido editado por Baula. "Mi nombre es Roger", me dijo, "y soy un instalador de aire acondicionado y soldador, y también me gusta pintar e ilustrar". Que le gustaba el arte no lo dudé, pero nunca creí plenamente su trabajo como mecánico y manipulador de electrodomésticos.

El tiempo me ha dado la razón.

Durante los desayunos tuvimos tiempo de recordar su trabajo para los libros de arte, que podía disfrutar en el estudio de diseño de su padre. Conoció el trabajo de Brad Holland, Caza o Brian Froud, por ejemplo. Cuando ilustra los recuerda y, en cierto modo, hay algo que los hace presentes en sus ilustraciones actuales.

Siempre tenemos que beber el corte y el americano con menos de media hora, el tiempo que nos permite el descanso de la clase de ilustración. Pero, más de una vez, me recordó que trabajó en la Clínica Dexeus de Barcelona, donde dibujó varios órganos para hacer algunas enfermedades óseas más comprensibles, también algunas cirugías… y facilitar el trabajo a los médicos que necesitan apoyo gráfico. Ahora, sin embargo, ha pasado mucho tiempo desde todo el universo clínico y hoy me muestra su reciente libro publicado por Lumen, "Pequeño Catálogo de Instantes de Felicidad". Un libro que sigue a los anteriores "Besos que fueron y no fueron", también editado por Lumen. Un tipo de libro que no existía en nuestra producción nacional (podríamos llamarlo un "libro de regalos") heredero de "Princesas" de la ilustradora belga Rebeca Dautremer.

Posiblemente hablar de la búsqueda de la felicidad es una constante en su trabajo artístico.

De niño era un niño introvertido y dibujaba y pintaba todo el día. Ahora me dice que es una persona abierta e inquieta que se siente como un director de cine, que elige a los protagonistas de la película, los espacios, la ilumina y la graba. Una declaración que nos recuerda al ilustrador italiano Roberto Innocenti.
A Roger le encanta la naturaleza y la autenticidad de las cosas simples. Siempre busque las montañas y esté en el borde del campo. Sus ilustraciones son muy orgánicas, tal vez tengan algo que ver con el escenario del Dexeus, y recuerdo el libro "El rompecabezas" editado por OQO en 2012 donde Roger presenta un carácter oscuro y repugnante y se recrea con una serie de utensilios clínicos, conductos, tubos… A menudo, los personajes activos aparecen en sus ilustraciones, pero a menudo ausentes, como si también un paraíso dentro de su cabeza les permitiera sobrevivir a la dura realidad, llena de atisbos, injusticias y algún monstruo.

Entre el desayuno y el desayuno me dijo su aprecio por la montaña, por la escalada. Creo que es como estar más al borde del cielo y más lejos del mundo real y convencional.
En las ilustraciones de Roger noto un escape a un mundo más libre, más cercano a un ideal. Dibuja árboles que hablan como "El príncipe de los Enredos", (Premio Lazarillo 2008); caminos hacia el infinito; niños y niñas con la boca abierta, como queriendo comer todo lo que la vida pone delante de ellos; casas con chimeneas en forma de lengua…

En el libro recién publicado por "Pequeño Catálogo de Instantes de Felicidad", un conejo rosado nos lleva a paraísos donde podemos estar más cerca de la felicidad. Hay personas con una mirada esperanzadora, laberintos, vacas voladoras, una muestra de diversos amuletos y, sobre todo, la riqueza del universo pictórico de Roger creado con la muy cuidadosa técnica del aceite. Para crear las atmósferas de sus libros, también recurre al cine de terror. Le gusta crear espacios con un trasfondo oscuro e inquietante y escapar de la realidad. También revisa algunos libros de fantasía.

Y siempre pide un corte con leche de soja. Con su esposa, Noe, apoyan campañas contra el maltrato animal. Por eso la leche de soja. Nunca dibujaría ninguna escena en la que se disculpara por el sufrimiento de un animal o el desprecio. Ambos son activistas de la causa y muy a menudo publican algunas noticias para denunciar el maltrato animal en algún país cercano o en un matadero de al lado. Los dos son veganos.
Le pregunto qué ilustradores actuales le gustan, y tiene muchos favoritos, como Dave Mackean, ShaunTan, Marc Ryden, Matotti, Brian Froud, Brad Holland, Santiago Carusso, Pacheco, Ana Juan y Pablo Auladell, entre muchos otros.

Recuerdo ahora al ilustrador y profesor inglés John Vernon Lord, que estuvo en Barcelona en 1997 en los últimos premios de ilustración catalana. El profesor comentó que muchos ilustradores recurren a las experiencias y recuerdos de la infancia, que es cuando se forman sus propias ideas. Roger también recuerda que el niño que era y pintó tothora en el estudio de su padre, y sus ilustraciones tienen algo de nostalgia por este pasado ya completamente perdido.
Y antes de continuar con la clase de ilustración, hacemos el último sorbo de café y Roger me dice que tiene que hacer muchos viajes. Tiene que ir a Bilbao, Valladolid, y para el próximo año ha sido invitado a Colombia y también a China para impartir cursos de ilustración. Este fin de semana regresará a la naturaleza donde le gusta estar siempre y subirá, como suele hacer, para sentirse más al borde del cielo y encontrar uno de sus momentos de felicidad.

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