
pie
de Margarideta,
Pie
de Margaridon.
O también:
Manitas del Valle
asas de fregadero,
cortarlos que
que los tienes boniquetes.
Y es que estas canciones de falda u otras, son muchas las que crecieron acompañadas por la voz de nuestros abuelos o padres que, inconscientemente, nos transmitieron un idioma, una cultura. Formas de ver el mundo que tal vez, con el tiempo, pueden parecer anacrónicos para nosotros tales como:
R, el profesor me golpeó.
E, no sé por qué.
Y no vine.
O no era bueno.
¡U, tienes la culpa!
¿Y qué saca todo esto? Como eso durante las últimas dos décadas ha observado que los niños y niñas que de poco han disfrutado de los juegos de palabras, donde los teléfonos juegan a los hechos y se esconden, los niños desarrollan una conciencia fonológica principal. Y una mayor conciencia fonológica predice una buena mecánica de lectura. Es decir, la pequeña poesía, que se recita o canta al pie de la cuna, ayudará al niño, de niño, a tener más facilidad para aprender a leer, cinco o seis años después.
Según lo definido por Llach, Cicres y De Ribo (2015), la conciencia fonológica es la capacidad de percibir y manipular (operar con) las piezas sonoras del sistema de sonido de un lenguaje, es decir, las unidades que llamamos fonológicas, como la palabra, sílaba o phonethe, entre otras. Un proceso que comenzaría a los 2/3 años y termina alrededor de las 6/7. Un período durante el cual el niño es como una esponja que absorbe el habla, que está prestando atención a todos los ruidos de su entorno. Y entonces nada mejor que darle juegos de palabras que le permitan percibir las fonéticas básicas de una lengua que, en el caso del catalán, corresponden sobre todo a los textos -ya sabemos que hay excepciones como grafitis que no se corresponden con ningún sonido, como la "h", o sonidos que están representados con más de un grafiti como los teléfonos escritos con "s" "ss" o "ç", según corresponda.
Por eso en esta última entrada en LlibresalReplà queremos reivindicar el derecho de la poesía pequeña, de la palabra que toca, que se escolarea entre sonidos como una anguila, lejos del significado que es suyo. Una afirmación de que desde la cuna se debe poner en práctica para que los oídos del niño estén llenos de nuestra voz, lo acueste y lo acompañen a través del mundo de los sueños.
Canciones de cuna como:
Nin-non,
hacer que no sea,
todos los niños,
pingüinos, gallinas,
todos los niños y niñas,
también mercancías, ballenas,
niños, niñas,
las pequeñas mordeduras, las mezclas,
las muñecas, las muñecas,
y leones y monos,
hacer que no sea,
nin-non.
Salvador Comelles. Abecedary poético. Barcelona: Cruïlla, 2015
O juega con las palabras con atascos:
Está lloviendo, está lloviendo lo suficiente,
pero por lo que llueve, llueve poco.
O ir en busca de la palabra oculta:

No soy un caracol o un hongo,
y la lluvia me hace salir;
Si cae agua seré codicioso,
y si se hace solo estoy en pánico.
Y finalmente, poner a través de los poemas más pequeños, el Haikus:
calma. sentir
un pájaro que pisa
hojas muertas.
Ryūshi, Nuevo
Y, aquellos que no tienen hijos no piensan que esta entrada en LlibresalReplà no es para usted! Aquí nadie se salva de un gramo de responsabilidad y debe asegurarse de que, si alguno de los principales de la poética del niño falla, muleta y quitar una canción de conteo, un juego de vuelta o cualquier otro truco de palabras del bolsillo, sombrero o ingenio. No salve uno, que parece haber sido bastante escaso últimamente y sería bueno ser generoso. Ya sabemos que la poesía puede ser gaseosa en la palabra, pero nunca debemos estar en la voz.
Así que cuando tenemos la oportunidad, aprovechamos y damos poesía, en todas partes, en todo y en todo, ya que la palabra deja un rastro. Como dice Verdaguer,
La poesía es un pájaro de cielo
que a menudo hace olas en la tierra.
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