El violín es un instrumento de cuerda casi mítico que ha inspirado numerosas creaciones literarias. La más antigua que conocemos es una rondalla maravillosa, muy popular en Hungría y en aquellas tierras donde viaja el pueblo romaní, que llaman gyngy.
Según esta rondalla, el violín nace de las manos de un preso gitano, que lo crea a partir de una calabaza vacía y el pelo de un hada de melena blanquecina, con la que hará feliz a la hija de ese rey que lo ha puesto en la cárcel con la condición de que sólo la libere si consigue hacer algo "que nunca ha existido antes, y que hace felices y emocionantes a los corazones tristes".
Aquí está la primera descripción de los efectos sensibles causados por el sonido de este instrumento que, como se describe en la rondalla, es muy similar al primer violín tocado por Pau Casals cuando era niño y que ahora se conserva en su lugar de nacimiento de El Vendrell. Aunque ignoramos si este gran violonchelista conocía esta trama que encontrarás publicada en el libro Quinzemons (Graó, 2001).
Otro efecto es para aquellos que escuchan las notas del instrumento de Josa y el violín mágico (Janosch. Trad. Miquel Martí Pol. Lumen, 1964) ese violín que hace las cosas enanas o crecen dependiendo de si Josa lo utiliza para tocar lo correcto o el resurgimiento de la música que le enseñó la reina de los pájaros. Y quien piense que esto es poco, está muy equivocado, porque dondequiera que vaya este joven músico todo el mundo está esperando para pedirle que toque lo correcto para hacer crecer la cosecha, o la casa, o los polluelos. Y también al revés, para reducir deudas, o serpotes, o… Y así este músico errante adquiere una fama tan buena que revela la ambición de un rey que encarcelará a Josa hasta que toque el violín con la melodía de la derecha ante sus tesoros, sus cañones y su ejército, para que crezcan y crezcan hasta que el rey no sólo logre ser el rey más fuerte y poderoso de este mundo , pero también el único monarca en la tierra. ¿Obedecerás, Josa, estas órdenes? Oh, para saberlo tienes que leer este magnífico libro que el gran autor polaco Janosch (nombre real: Host Ecker) creó en 1960!
En 1968, otro autor imprescindible Quentin Blake lanzó el álbum Patrick's Violin (Blakie Books, 2018) que tampoco es ningún violín. Cuando Patrick lo toca, todas las cosas a su alrededor están llenas de color y alegría, ya sean los lazos trenzados de un pequeño oyente, o las manchas negras de una manada de vacas, o latas que están enfermas y piocs. La narración no es más que una "road movie" que se convertirá en una verdadera cabalgata triunfal llena de alegría y desimboltura, algo que se hace muy evidente gracias al trazo siempre ligero y magistralmente dinámico del gran ilustrador británico.
El británico también es David McKee, que en 1987, con el álbum The Sad Story of Veronica (Timun Mas, 1992) presenta a un violinista infantil que cuando toca su violín tiene exactamente el efecto contrario al de Patrick de Blake. La música de violín de Veronica emociona a los coros sensibles y causa derramamiento de lágrimas. Todos los que lo oyen lloran, inundando escenarios y ciudades, hasta que ella decide viajar a la selva donde puede estar sazonando las feras, y las hará bailar por primera vez. ¿O tal vez no?
De los efectos emocionales revelados por el sonido del violín, ya sea con fines festivos o para obtener la paz en medio de la peligrosa crudeza del invierno, también es una excelente muestra gráfica de la obra que Etienne Delessert publicó en estados Unidos en 1988, A Long Song (Ediciones B, 1990). Un poco más surrealista, y muy abierto a diferentes interpretaciones no hay duda de que esta fábula visual oneiric es uno de los títulos más grandes y elaborados que este insignificante autor-ilustrador francés nos ha dado.
Y así podríamos ir citando y citando una buena lista de álbumes que parecen resaltar y dar forma gráfica a la premisa impuesta por ese rey de la ronda gygygar, donde se requiere un instrumento para hacer felices los corazones tristes y emocionar a los corazones alegres. Efecto que la autora belga Gabrielle Vinçent logra poner en solfa dentro de la vida cotidiana de la miseria que acompaña a los músicos itinerantes con su título Ernest y celestina. Músicos callejeros (Kalandraka, 2017). Podríamos hacer caso a la sugerencia de nuestro vecino del replà y citar las novelas más jóvenes de Sempé, Marcelino (Blackie Books, 2016), o El último violín, de Anna Manso (Arcadia, 2014) o Síndrome de Mozart, de Gonzalo Moure (S.M. 2003). Podríamos, por ejemplo, desear que algún día el álbum les voisins musiciens (Autrement, 2011) del ilustrador y diseñador gráfico japonés Junko Shibuya, residente en Francia desde 2005, donde la música une los corazones y sentimientos de una pareja vecina de niños, iluminando con su aura los tonos del edificio urbano gris donde viven. ¿O también podríamos observar esas escenas nocturnas del innovador álbum de Carson Ellis ?Mau iz io? (Barbara Fiore, 2016) donde la música de violín se convierte en el único fragmento intelible de todo el texto. pero….
Pero si no tienes ganas de organizar una buena actividad en la escuela o en la biblioteca, alrededor del violín, tu música y los libros que hablan de ello, es porque nos olvidamos de citar otros apoyos bibliográficos que, sin ser álbumes, podrían redondear una sesión como esta que proponemos hoy. Y eso puede incluir de libros documentales como la biografía Antonio Vivaldi, (Baumont, Olivier. ilustre. Charlotte Voake, 1999) de la colección "Discover the Musicians" (Combel, 2007), que incluye un CD con música de este compositor, o que se puede complementar desde la biblioteca con cualquier otro álbum de Paganini o Ara Malikian, digamos. O con la proyección del video de El violinista en el techo (Norman Jewison, 1971), entre otras películas como El concierto (Radu Mihaileanu, 2009), si no tenemos la suerte de encontrar un músico de violín que quiera participar en este encuentro. Si también hubiera lectores adultos en este encuentro, puedes dirigirlos tranquilamente hacia la lectura de El violín de Auschwitz, de Maria Àngels Anglada (Ediciones. 62, 1994). Bueno, para leer, para escuchar, para admirar y llorar o reír según corresponda. El violín ya tiene esto…
Dejad un comentario: