¿Hay música en las páginas silenciosas del libro LIJ? ¿Qué música es? ¿Cómo demandas? No hay hablo de esos libros que tienen sonidos incorporados. Ni de esos otros libros que recientemente han proliferado: cuentos desarrollados de canciones populares o "éxitos" de grupos musicales muy difundidos entre la infancia. no. Me referiré al libro otros.
Tengo en mis manos un libro que elimina por título "Mientras duermes". Su autora es la ilustradora argentina Mariana Ruiz Johnson. Es publicado por la editorial Kalandraka en el primer trimestre de 2020. Con este libro, la editorial inaugura una colección que será "Libros sin palabras". En el extremo superior de la portada hay un sello que dice: "Silent Book Contest 2015", ya que se indica que este libro participa en esa muestra, concurso, premio, que todos los años organiza la Feria del Libro de Bolonia. Una instancia dirigida a promover libros que no tengan texto y puedan ser leídos por niñas y niños de todo el mundo, independientemente de la lengua que hablen, pues, juste, no tengan palabras.
Este libro cuenta con una doble página que reproduce una escena de lectura: una madrastra lee para su hijo un libro ilustrado. En la portada del libro que madre tiene en sus manos podemos ver no hay letras. Se retira de otro libro silencioso. Un libro silencioso de otro; duplicación del silencio, pues: silencio de un libro dentro del silencio de otro libro.
Pero hay algo que, inmediatamente, llama la atención del lector de imágenes silenciosas. En la portada de la reproducción que lee la madre se una escena hermosa y curiosa: seis animales, dibujados con rasgos antropomórficos, con un tipo de ilustración muy estilizado en el camino mexicano del arte de los alebrijes, son danzando alrededor de una fogata. Algunos de ellos tocan instrumentos musicales: un jaguar quita una guitarra; un liebre carga un sudor de red; un ciervo sopla en el saxofón; un chacal toca el tambor con las manos; y, suponemos, la águila y el oso cantan una voz en cuello.
Luego, avanzando en la lectura de nuestro libro, veremos que, una vez que el niño se duerme, los animales que se han convertido en el otro libro, lo que leía la madre al pequeño, se han escapado de allí y se han incorporado a la historia que ahora leemos en nuestras páginas. Al niño lo vemos dormir en tu casa. En la gente de la ciudad la vemos hacer las cosas que hacen los adultos mientras los niños duermen. ¿Y los animales? Parecen tener un plan: es como si actuaran coordinados para desarrollar una acción. Los vemos se dispersaron al principio, pero no se concentraron en sus movimientos. Se reunieron por la tranquilidad de la ciudad hasta legar a la orilla de un río, o del mar, donde cogen un barco que de inmediato ver navegar a través de las aguas que rodean la ciudad. Cuando la gente ha ido a dormir, los animales navegan a través de un río ancho como un mar, bajo un cielo estrellado, junto con las piezas. Liga en isla. Aterrizan. Hacen uno. Comienzan a bailar. La fogata, para meditar que la danza transcurre, a medida que la música suena, crece, toca la forma del sol y sale de la tierra hacia el cielo. Inmediatamente, las páginas de nuestro libro nos muestran que amanece en la ciudad. Que el sol se ha asentado para el horizonte. Que la ciudad despierte otra vez. Que el niño también despierta.
La idea de nuestro libro es clara: mientras tú duermes, la naturaleza, representada por los animales, contiene su trabajo, o, mejor decirlo, contiene la música de la vida. La idea del libro que madre había explicado al niño era mismo: los animales danzan y cantan para que cada día vuelva a salir del sol. Pero también podemos decir que, mientras tú duermes, los cuentos que te cuenta se transforman en sueños que ayudan a mantener la realidad y la vida del mundo. Y todo eso, en un sonido transfondo que es a medida en el silencio más absoluto.
¿Cómo puedo estarlo? ¿Qué formas tiene el silencio de los libros? ¿Qué música hay en sus páginas mudas? ¿Qué sonido escuchamos mientras leemos?
Veamos qué sucede con otro cuento. Un clásico. Uno que viene sonando hace muchos siglos. Si nos guiamos a través de algunos signos documentales que han durado 736 años desde que se narran en "El flautista de Hamelín". En cualquier caso, estamos ante una leyenda que se remonta a los medios de comunicación, que deberían tener lugar en la ciudad alemana de Hamelin, en la Baja Sajonia, situada en orillas del río Weser.
Primero tuvimos una imagen de la leyenda, grabada en una vidriera. Después, un poema de Goethe, que cantón y contones de la historia. Luego, sí, la crónica de los Grimm, bajo forma de relato. La leyenda fue explicada oralmente, generaciones tras generaciones: versionadas y revertidas al gusto del narrador de turno, el cuento atravesó los siglos. "El Flautista de Hamelín" cantón y se cuenta millas y millas de veces, aquí, allá y acullá. Una de las versiones más célebres es la de Robert Browning, un poeta inglés que publicó la historia bajo el título "The Pied Piper of Hamelin", en 1842, escrita en verso rimado.
En esta versión, que es la más conocida en nuestros días, el cuento explica que Hamelín fue invadido por las ratas. La gente del pueblo exige al gobierno que reza el problema. El gobierno es inepto para ello. Legado a la ciudad un hombre que promete resolver un cambio de una suma de dinero. Gobierno acepta propuesta. El hombre toca una melodía con su fluuta y guía a todas las ratas hasta el río Weser, donde caen y se ahogan. Cuando el flautista quiere cobrar, las autoridades le niegan su merecido pago. En venganza, el flautista ejecuta otra melodía, con la que seduce a todos los niños de la ciudad y se lleva tras de sí. Un niño que no puede seguir el resto de la cuenta que vio al fluutista y a todos los demás desaparecer a través de unas rocas de la montaña. Nunca más se supo de ellos.
Las versiones de la historia son diferentes: en algunos, los niños caen al río y se ahogan, como las ratas; en otros, luego del secuestro de los niños, se paga al flautista y a las familias de la ciudad; en algunos se dice que los niños fueron vistos en tierras lejanas; en otros, se explica que los niños escaparon en una cruzada hacia una suerte de tierra prometida llena de felicidad…
Puedo aclarar que, a pesar de todos los años transcurridos, no conocemos muy bien una historia: ¿una epidemia que mató a los niños de la ciudad; la legendaria explicación de un movimiento migratorio; la denuncia de los reclutamientos falsificados para la guerra de la conquista; captaciones y reclutamientos por parte de sectarios milenaristas; cruzadas libertarias de niños y jóvenes que huían de la explotación doméstica a las que les sometía regularmente? Tampoco sabemos lo que representa la figura del flautista: ¿es la muerte; él es un profeta; es un agente del gobierno que recluta jóvenes para conquistar y repoblar nuevos territorios; ¿Es un líder político que denuncia la corrupción del gobierno estable una verdadera reforma que lleva a las nuevas generaciones al poder? Todo puede ser y, por eso mismo, nada es seguro que el mar.
Pero una cosa es que llamamos a la atención de nuestra ignorancia, y es que nada sabe de la música interpretada por el flautista en ambas ocasiones narrada por la versión moderna: la música que conduce a las ratas a la muerte y la música que toca cuando secuestra a los niños de la aldea. Y por miedo a no saberlo, ni sabemos muy bien qué instrumento fue lo que tocó: ¿una simple flauta recta? ¿Y qué significa referirse a los tambores que aparecen al final de algunas versiones escritas de la leyenda, como sucede en el compilado por los hermanos Grimm?
Esto último es lo que me motiva, ahora, a una reflexión más general: muy a menudo, en los cuentos orientados a los niños, nos enfrascamos en especulaciones respetando el significado moral o político de algunas historias, y poco pensamos en algunas cosas que pueden ser detalles curiosos, resumiendo interesante para los niños, como sería este de la música que es ejecuta , en silencio, en una historia que una menudo explicamos y volvemos para contar.
Pensemos, por ejemplo, en una famosa escena de un cuento que ya es un clásico contemporáneo: "Donde viven los monstruos", de Maurice Sendak.
Cuando Max lega al país de los monstruos, en el momento en que ordena que comience la fiesta ("let the wild rumpus begin!", succinct tres páginas dobles en las que, seguramente, se hace una música, y más seguramente, una danza es desultada, por así decirlo, monstruosa. En principio, podemos decidir que en el libro hay tres páginas silenciosas, pues las ilustraciones llenan las páginas sin texto escrito. Y sin embargo, cualquiera que haya leído el cuento con la atención, ¿tiene que haber llegado a un imaginario, un escuchar, un tararear, un sonar de sonar un poco de música, sí, pero cuál? ¿Qué música sonora hay allí: en esas páginas, en nuestras cabezas lectoras? ¿Cuál es la dimensión sonora de tres páginas dobles de ilustraciones? No sabemos nada del todo, porque todos lo saben a su manera.
Quienes transpongan el lenguaje literario al lenguaje cinematográfico, los libros a las pantallas, temen que elijan una música para los cuentos. Lo hizo Disney, cuando se llevó a la pantalla en "Flautista de Hamelin". También lo hizo Spike Jonze, cuando dirigió "Where the Wild Things Are" y eligion la música de Karen O para animar la fiesta salvaje ("Rumpus"). Pero tú, ¿qué música te elegiste, cuando leíste esas páginas? ¿Eliges alguno, siempre el mal, o prefieres la leer en silencio? Mar como mar, la música está allí, en el libro, en las páginas silenciosas, y en la vez tan sónica. Y el lector, maestro y señor en su lectura, es libre de dejarla que suene a su gusto, cada vez por igual, cada vez diferente vez.
Dejad un comentario: